EL PROPÓSITO DE ESTE BLOG, ES EL DE DESVELAR Y DESENREDAR LOS GURRUÑOS MENTALES QUE CULMINARON EN LA CREACIÓN DE ESOS PEQUEÑOS HOMÚNCULOS QUE SON LOS TÍTERES.

AVISO AL LECTOR PUDIBUNDO
Este blog exhibe las reflexiones y dudas particulares de una titiritera en ciernes en su personal striptease profesional.

PERSONAJILLOS INDÓMITOS



 Cuando me pongo a hacer un títere de dedo tengo una idea relativamente clara de lo que quiero construir, así que preparo una pequeña estructura sobre la que voy añadiendo la pasta de modelar que será la cabeza, y me pongo a trabajar.

 Aplasto y amarro la masilla para asegurarla en su estructura, le doy vueltas para encontrar la mejor zona donde colocar la cara. Insinúo una nariz y unas cejas, y de pronto, tachán, ahí está ese principio de rostro con su personalidad ya definida que me indica cómo es el resto, y me voy alejando poco a poco de la idea original que me puso a trabajar en primer lugar.

 A partir de ahí no es más que eso, el placer inexorable de un encuentro ineludible y la frenética reconstrucción de una cara cada vez más familiar. Y ya sólo puedo dejarme llevar con creciente gozo por los movimientos de mis dedos, que van perfilando una pequeña orografía que es el perfecto negativo de las yemas de mis dedos, de mis uñas, hundiéndose con delicadeza, alumbrando un pequeño rostro que creo haber visto ya antes de tenerlo así ante mis ojos.

 No me puedo resistir. Una fuerza mayor me obliga a seguir las instrucciones de lo que fatalmente va surgiendo. Así que la temática de mis personajillos es bastante limitada. Hasta tal punto que hay un modelo que se viene repitiendo de extraña forma, y que es tan concreto en su singularidad y temperamento que consigo a duras penas explicarme por qué se repite tanto. Una especie de caballerete atildado, un petimetre entrado en años, pomposo, delicado y como venido a menos; un aristócrata caído en desgracia pero que sigue manteniendo sus trajes y maneras de antaño.

 Hay otros, y sin duda con el trabajo poco a poco se multiplican los prototipos. Dirán los psicologistas que son la manifestación inconsciente de mi propio yo, y los ocultistas que estoy poseída por el espíritu de un dandy decimonónico y otras ánimas irreverentes. A mí me gusta pensar que pululan a mi alrededor como estériles entes perdidos y que en un momento dado consiguen hechizarme para hacerse con un cuerpo físico que habitar y poder así cautivar, seducir y darle la tabarra al prójimo que se los ponga en el dedo.

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